martes, 23 de abril de 2013

Llegarás tarde

Una gota de sudor me caía por el cuello, se había formado en la sien y desde hace 3 minutos había recorrido mi preocupado semblante dejando un rastro que se hacía frío al contacto con el aire. Miraba el reloj como quien mira a un verdugo, deseando que se detenga durante un segundo, solo un segundo, el tiempo suficiente para llegar a tiempo. Las manecillas avanzaban lentamente al compás de las gotas de sudor que empapaban mi rostro y que tenía que enjugar cada poco. Lo último que hice fue saltarme un semáforo, morir al instante y llegar tarde al nacimiento de mi primera hija.

No hay comentarios:

Publicar un comentario