sábado, 14 de junio de 2014

Sargento

Así era, me había levantado segundos antes que mis compañeros, había hecho mi cama y me había situado en su frente, firme como un tocón de madera. Mientras esperaba a que todos terminaran y llegara el sargento, miré el barracón de izquierda a derecha, estaba igual que siempre, ordenado y limpio. El sargento cruzó la puerta justo cuando el último y más perezoso de los reclutas se había puesto firmes delante de su cama. Llevaba un tutú rosa y una corona de princesa, nos advirtió que mataría al que se atreviera a sonreír. Aquél día perdí a 7 de mis compañeros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario