domingo, 7 de abril de 2013

Convivencia.

Había pasado ya un año desde que se fueron a vivir juntos, o tal vez sólo un par de meses. El tiempo es relativo, especialmente cuando convives con alguien al que odias. Todo se hace eterno, y los días bien pueden ser meses. Hacía tiempo que ella ya no aguantaba su forma de poner la mesa, su forma de lavarse los dientes, hasta el modo en que ataba la basura la sacaba de quicio. Cuando se iban a la cama y él se dormía, ella le observaba respirar, pensando en cómo sería si él ya no respirara nunca más, fantaseando con la idea de acabar con la terrible vida de aquel absurdo ser que dormía a su lado. Un día, ella cogió un cuchillo de la cocina, hizo café y se sentó a esperar. En un par de horas él llegaría del trabajo, abriría la puerta y fin. Sólo tenía que aguantar un par de horas más. Cuando él llegó ella estaba tirada en el suelo de la cocina, la sangre había hecho un círculo alrededor de su pequeño cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario