martes, 13 de mayo de 2014

Ascensor

El ascensor se elevaba muy lentamente. Imaginaba que estaba subiendo, lo suponía de hecho, porque no tenía la certeza de si subía o bajaba. Se movía tan despacio que había perdido el sentido de la dirección. Era tan lento su avance que mismamente podría estar inmóvil. O no. Lo que sí sabía a ciencia cierta era que, si yo lo estaba oliendo, mi vecino del quinto también estaba disfrutando de aquel pedo que silenciosamente azotó nuestras fosas nasales hacía una eternidad.

jueves, 1 de mayo de 2014

El anciano del parque

Esta vez se trata de un anciano de 82 años sentado en el banco más hacia el sur del parque. Estaba limpiando sus gafas con un pañuelo que había sacado de su bolsillo. Un pañuelo de una tela muy suave que le había regalado su mujer, fallecida dos años atrás. Limpiaba con esmero, pasando una y otra vez, para que no quedará una sola mota de polvo o suciedad. Tenía que cerciorarse de que estuvieran bien limpias, pues desde que la retinopatía diabética lo dejó ciego, nunca sabía si estaban limpias del todo.